(El País) |
Durante años hemos asistido a la narración de la vida privada, íntima y pública de las figuras del deporte. Sobre todo si son hombres. Sobre todo si juegan al fútbol. La prensa y las revistas del corazón han llenado páginas sobre las conquistas y rupturas de Cristiano Ronaldo, sobre la vida familiar de Lionel Messi o, recientemente, sobre la boda de Sergio Ramos. En el pasado, hasta nos enterábamos de algunas intimidades deslizadas por sus protagonistas o sus parejas, como pasó en alguna ocasión con David y Victoria Beckham. Pero, ¿qué pasa cuando El País publica una noticia sobre la visibilidad de algunas mujeres integrantes de la selección de Brasil en el Mundial Femenino de Fútbol? Las redes arden y las opiniones se dividen.
Entre lo más común, surgen comentarios como "A mí no me importa su vida privada" o "No me interesa con quien se acueste". Me atrevo a asegurar que quien afirma esto, ahora, en el caso de las mujeres de la selección brasileña, han consumido más de algún contenido de los que comentaba en el párrafo anterior. Incluso, tengo la osadía de afirmar que han hecho algún comentario al respecto, en la vida cotidiana o en sus redes sociales. ¡Hasta un tímido me gusta! Pero cuando se trata de visibilizar la diversidad, surgen todas las barreras. Y la lesbofobia. La LGTBIQ+fobia en general.
Primero, empiezan las comparaciones con el fútbol masculino, ese que copa casi toda la sección deportiva en cualquier medio. Que si solo se debe hablar de lo que ocurre dentro del campo y nada más. Para comprobar tal afirmación, entro en uno de los periódicos digitales sobre el mundo del deporte mientras escribo este post: 6 noticias sobre la "vida privada" de los jugadores más emblemáticos, y una de ellas es la cuarta más leída. Entre los temas, cambios en el cuerpo de una mujer, modelos, encuentros vacacionales y una anecdótica referencia a una novia muy presente. Esta mañana, uno de los medios digitales españoles más leídos llevaba en portada las imágenes de las vacaciones de un famoso futbolista. Y no recuerdo haber visto ninguna queja al respecto.
Segundo, aparecen los comentarios machistas y lesbófobos. "Todas las futbolistas son lesbianas" o "son unas machorras", se podía leer en Twitter. Eso muestra precisamente la necesidad de mostrar estas noticias para que, como pide alguien en la misma red, "dejen de ser noticia". Aspiramos a eso, sí. Pero claramente el camino es todavía largo y complejo hasta llegar al punto de que la vida privada, sea hetero o LGTBIQ+, no sea relevante en la carrera de nadie. Mientras sigamos separando en categorías y etiquetas al deporte, el cine, la literatura o la música, todavía tendremos deberes para un buen rato.
Mi primera reacción a la noticia fue decir que me fascina la visibilidad de las diversidades. Pero me surgió la inquietud: ¿por qué es noticia? Y sigo en esa dualidad. Por un lado, destaco la valentía y la naturalidad con la que se comparte esa vida privada, que en realidad no es privada. Estar con alguien, como pareja, no pertenece al ámbito privado. ¿Acaso no publicamos fotos de nuestro amor en las redes? ¿No nos casamos delante de 10 o 500 personas? ¿No presentamos a X como novix ante nuestrxs amigxs? Eso no es privado, no es vida sexual. Y ellas, en este caso, como cualquier otra persona en el mundo, son absolutamente libres de compartir su amor con quien quieran por la vía que quieran, ya sea Instagram o un programa de televisión. Pero, por otro, me genera esa inquietud espiritual el hecho de que sea considerado noticia algo que debería estar más que resuelto y superado; y, sobre todo, las reacciones que genera su publicación en ese mundo de trolls en el que se han convertido las redes.
(El Mundo) |
La visibilidad y la naturalización son dos herramientas poderosas y necesarias. Y el hecho de que se hable de ello seguro que finalmente tiene una suma positiva. No por la exposición mediática en sí, sino por lo que puede significar para cualquier persona que tenga miedo todavía a hablar de ello o recién esté comenzando a entender qué le ocurre. Ahí está la foto de Carlos Peralta y Víctor Gutiérrez que revolucionó las redes hace pocas horas. Su beso también ha sido reflejo de las fobias vigentes en el deporte y de lo importante que es visibilizarse. Los argumentos eran prácticamente los mismos que se utilizaron en contra de las futbolistas de Brasil. Pero, curiosamente, ninguno de esos comentarios apareció en los post de la boda del año, entre Pilar Rubio y Sergio Ramos o en la noticia de las vacaciones de Ronaldo. Al final, la vida de las personas del colectivo LGTBIQ+ debe "ser privada", mientras las otras pueden pasearlas por los medios sin medida. ¿Un absurdo doble estándar o simple y pura LGTBIQ+fobia?
Publicar un comentario