Confusión



Me despierto hoy domingo con la noticia del "boicot" a Ciudadanos en el Orgullo de Barcelona. Lo primero que pienso es "¡Mierda!". Mierda porque hayan tenido el valor de aparecerse en una manifestación a sabiendas del rechazo que despertaban. Mierda porque lo han hecho a sabiendas de que habría ataques en su contra. Mierda porque nos la han jugado y ahora nosotrxs, los "agredidos de Stonewall" nos convertimos en "agresores", echando por tierra el discurso de inclusión y abrazo. Mierda porque nos hemos dejado timar por una maniobra política.

Evidentemente, Ciudadanos no debería aparecer en ninguna manifestación pública a favor del Orgullo por una cuestión de consecuencia con sus últimas acciones. Un partido que, con la intención de gobernar, es capaz de sentarse a la mesa con la extrema derecha, ha perdido cualquier tipo de credibilidad (si es que en algún momento la tuvo) respecto de su defensa de los derechos de nuestro colectivo. Hay algo que se llama principios y esos no son moneda de cambio, ni siquiera para llegar al poder.

Pero el hecho de que se les haya "atacado" les da pie para elevar el discurso victimista, para ponernos la etiqueta de intolerantes y para exigirnos la misma aceptación que venimos reivindicando. Creo que tienen todo el derecho a manifestarse como individuos, pero no como partido. No al menos esperando aplausos. No al menos esperando ser "abrazados por la diversidad". Pero les hemos puesto en bandeja un triunfo mediático. Ciudadanos ha hecho esto calculando el efecto y dispuesto a sacar provecho máximo de lo que ocurriría. Lo mejor hubiese sido dejarles e ignorarles, porque eso es el daño más grande que se les puede hacer. Un partido que juega a titulares en prensa lleva muy mal el silencio y la falta de atención. El vacío hubiese sido la mejor respuesta. Espero que aprendamos en Madrid y hagamos un agujero en la manifestación si es que aparecen. Ni siquiera pincharles un globo. Nada. Nada que les ponga fácil los titulares del día siguiente. Nada que les permita hacer discurso de tolerancia para cubrir su falsedad.

Confusión


Y de aquí me viene al pelo el tema que desde anoche (y que empecé a rumiar hace algunos meses) tengo pendiente abordar en mi blog. Dos publicaciones muy "buenrollistas" que circulan por las redes sociales y que acumulan likes y compartidos, pero que esconden mensajes que, al menos a mí, me resultan bastante peligrosos.

Este, si bien parece que "naturaliza" la diversidad, en realidad la esconde. Lo comenté ya en mi último post: "Estar con alguien, como pareja, no pertenece al ámbito privado. ¿Acaso no publicamos fotos de nuestro amor en las redes? ¿No nos casamos delante de 10 o 500 personas? ¿No presentamos a X como novix ante nuestrxs amigxs? Eso no es privado". 

La orientación sexual o la expresión o identidad de género no deberían permanecer escondidas detrás del concepto de "vida privada". Ser gay, trans o lesbiana no es asunto privado, sobre todo cuando lo soy las 24 horas del día y todos los días del año. Es público, es parte de mi ser, es buena parte de lo que soy, de lo que pienso y de lo que siento. No soy una máquina autómata creada para separar mi esencia de mi cuerpo. Por fortuna, vamos juntos a todas partes.

El peligro está en igualar la orientación sexual y la expresión o identidad de género con la vida sexual, con lo íntimo, todo teñido por supuesto de puritanismo, de pudor. Hay quienes hacen de su vida sexual algo no íntimo. Bien. Pero, en general, en nuestra sociedad pacata es un tema íntimo. Decir que me he ido con mi marido el fin de semana a la playa no es privado, como no lo es que alguien me enseñe las fotos de su boda o de la nueva novia de su hijo. Decir cómo, cuánto y dónde hemos follado es privado, a no ser que yo quiera voluntariamente hacerlo público. Pero esa decisión es mía y de nadie más. 

No quiero invisibilidad. No quiero que me digan "lo que hagas en la cama es cosa tuya". ¡Evidente! Es cosa mía lo que haga en la cama, en el suelo o en la mesa de la cocina. El tema es que yo, personalmente, soy gay en el autobús, en la calle, en mi trabajo, en el cine y en el bar de la esquina, mientras hago la compra, mientras limpio la casa y mientras bailo en la discoteca más marica del mundo. Incluso mientras escribo esto. Y eso no es privado.

Tema aparte es la redacción, la elección de conceptos y la ortografía. Una muestra más de ignorancia en estado puro que, junto a la naturaleza del mensaje, dan bastante lástima. 

Más confusión


El siguiente lo tenía guardado desde hace tiempo, desde el cacao de procesos electorales y las rencillas políticas de las que hemos sido testigos este año. Otro mensaje que parece muy coherente y que juega con el "valor" de la persona más allá de su pensamiento y de sus acciones.

Lamentablemente, como seres humanos tenemos que ser responsables y consecuentes. En mi caso, yo escojo a mis amigos por sus sentimientos y por cómo son, por sus acciones y por sus ideas. También por sus ideales. Y por esa razón no puedo tener amigos de Vox. Los tengo casi de todos los otros colores, pero no de Vox. Ni pretendo tenerlos. ¿Por qué?

Llamadme intolerante, pero me cuesta respetar a quien no me respeta. Me cuesta considerar persona a quien no lo hace conmigo. Me cuesta llamar amigo a quien afirma que necesito convertirme en lo que sus ideas representan en vez de aceptar como soy. Puede parecer incoherente con el discurso de aceptación, pero no lo es. Sospecho del nivel de privilegio de quien puede afirmar tal cosa. Yo, que soy la peor pesadilla de Vox, inmigrante, maricón y feminista, no puedo decirlo así, porque ser como soy me pone en peligro incluso en un país como España: me expongo a que me den una paliza en la calle, por ejemplo. O a que me acosen en el colegio o a que no me cojan para un trabajo.

Como miembro del colectivo LGTBIQ+ yo exijo aceptación e igualdad de derechos. Exijo respeto como ser humano. No pido a nadie que "deje de ser lo que es", sino que simplemente podamos compartir un espacio en la sociedad donde podamos coexistir. El discurso de Vox no busca aceptación, sino intolerancia. Llama al odio y a la polarización social. Quiere erradicar los valores de igualdad para imponer una "moral superior" que es excluyente, machista, homófoba y racista. ¿No les faltaba con atacar solo a gays, trans y lesbianas? No, van más allá. Mucho más allá.

Para mí es el mismo absurdo que compara feminismo con machismo. El primero defiende la igualdad. El segundo, mata. Las personas del colectivo LGTBIQ+ queremos derechos que nos corresponden como seres humanos, como parte de la ciudadanía. Vox nos los quiere quitar por ser como somos. ¿Amigos? No, gracias. Todavía me gusta ser coherente con mis ideas.

Y, volviendo al tema de Ciudadanos (y también ocurre con el PP), lo que pasa es que no han aprendido a actuar con coherencia y ser consecuentes. No se pueden abanderar causas progresistas y la defensa de los derechos humanos, mientras se sientan a la mesa a negociar con un partido como Vox con tal de llegar a tener una cuota de poder. ¡Es hacer el ridículo totalmente! Para la política, quizás, es una jugada magistral. No obstante, ante la sociedad, debería caérseles la cara de vergüenza. Y creo que ya está bien de reírles "la gracia". Bastante hemos tragado ya... Así que no, no. No se confunda.

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