Quedan 4 días para cumplir los 39 y no estoy ni cerca de una crisis. Más bien estoy plenamente feliz.
Si bien soy de la idea de que la felicidad tiene que ser una cuestión ajena a los factores externos, entiendo que estos nos acercan o nos alejan de ella, o nos hacen pensar que nos acercamos o nos alejamos de esa idea de felicidad.
¿Qué es la felicidad? La verdad es que no sabría describirlo, pero creo que tiene que ver con un estado mental, con una sensación (o un cúmulo de ellas), con una cuestión que se vive o se percibe, y que no hay que racionalizar.
Lo primero, y cada vez que lo pienso me hace más feliz, es que salí del armario por la puerta grande hace unos años. Mi mayor miedo en la vida, ese que me acompañó durante tanto tiempo, se disipó por completo: mi familia se quedó conmigo, de mi lado, acompañándome, abrazándome como siempre. Me lo pusieron tan fácil, de una forma que hasta en mis mejores fantasías jamás resultó tan simple, tan amable, tan amorosa... Ellos han sido el mejor apoyo durante tanto tiempo y tienen mi admiración y mi respeto para siempre. ¡Todo mejora, chicxs!
Lo segundo es que amo y me aman. Como ya dije en mi último post, durante mucho tiempo pensé en que me quedaría solo, que nunca compartiría mi vida con nadie. La vida en Talca no me daba muchas más perspectivas (tampoco en Santiago ni en Concepción, los otros lugares donde viví). Pero ahora entiendo que no era cuestión de lugar, sino de mí mismo: me cerré a cualquier posibilidad de amar de verdad, de querer. Me venció el miedo y me consumió durante años. Ese fue el mayor dolor, el mayor problema. Y no vino de fuera... lo hice yo solo. En cambio ahora, estoy con el hombre que amo y con el que me voy a casar en 12 días (¡no queda nada!) y, lo mejor, es que puedo decirlo libremente, sin que me tiemblen las manos ni se me apague la voz. No me avergüenzo ni dejo que los demás lo hagan. Será un matrimonio legal, real y lleno de amor. Y a quien no le guste, pues que no se preocupe: no me voy a casar con usted, así que no hay problema.
Lo tercero es que hago cosas que me gustan: mi trabajo, si bien tiene más y menos, siempre se queda en una suma positiva y me da muchas satisfacciones. No podría ser otra cosa que periodista en la vida. El trabajo de editor y redactor me resulta fascinante, y lo que hago con la comunicación a través de redes sociales me motiva de forma permanente a encontrar formas nuevas de conectar, de llegar a los usuarios, de comunicar. Y mis libros de cocina me tienen absolutamente encendido y lleno de actividades. Además, varios proyectos, personales y colectivos, acaban por consumir mis horas de vida, pero a la vez me dan tanto y aprendo tanto, que no podría dejarlos ni decir que no a los que vengan.
Lo cuarto, y que es algo reciente, es que la vida sana es mejor de lo que nunca hubiese pensando. No sé cuánto va a durar ni quiero hacer un discurso al respecto, pero estoy en un momento de bienestar que, a pesar de lo complicado que resulta, es altamente gratificante en cuanto a sensaciones positivas, a notar mejoras en batallas que había dado por perdidas y a darme cuenta de que si uno está bien física y emocionalmente, hay algo de vicio, de poder, de adrenalina, de endorfinas, de qué sé yo, pero que es maravilloso poder sentirlo.
Lo quinto, y último, es la buena compañía en general. Grandes amigas y amigos, la posibilidad de hacer lo que me gusta, de darme algún gusto de vez en cuando, de poder viajar... No por la cuestión superficial de "popularidad" o "lifestyle", sino porque me gusta saber que formo parte de la vida de otras personas, así como ellas forman parte de la mía. Es muy bonito sentirse parte de algo y de alguien, como seres individuales que somos. Porque en la amistad no soy el marido de o el hijo de, sino que soy yo, con todo lo bueno y lo malo que arrastro. Y eso tiene mucho valor. Por eso, para mí, la amistad es tan importante y por eso le dedico tiempo a cuidarla.
¡Felices (casi) treintaytodos para mí!
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