Las experiencias de la vida siempre se encargan de enseñarnos cosas, si es que estamos atentos a lo que ellas nos dicen. Estas últimas semanas he aprendido algunas que, si bien en el momento no las comprendí del todo, ahora, con más calma, he podido analizar y sacar conclusiones. Aquí van:
1. Somos un manojo de contradicciones. Sí, lo había reconocido como parte de mi ser hace tiempo, pero lo he visto en más personas: la distancia entre lo que decimos y lo que hacemos es, muchas veces, notable. Lo importante es aprender a convivir con ello y, dentro de lo que cabe, ser coherente con las propias incoherencias... ¿suena complicado? ¡Lo es!
2. Internet nos ha dado la libertad de opinar, pero nos hemos tomado la atribución de decir todo aquello que pasa por nuestras cabezas en absoluto libertinaje. Un artículo de este post provocó tal revuelo, que he recibido insultos de todos los colores. Lo mejor es que, cuando les pedía que leyesen con atención lo que había escrito, más allá de las primeras líneas, venían las disculpas y los arrepentimientos. Me parece sano, cívico y muy humano hacerlo, además de valiente. Pero otros se dedicaban a seguir insultándome en distintos canales, sin siquiera tomarse el tiempo de saber por qué se quejaban... ¡Triste! La comprensión de lectura sigue siendo una asignatura pendiente.
3. La lealtad de las personas no es tan ciega ni tan inmortal como la que suelen exigir de los demás. Es más, la lealtad suele ser bastante egoísta... Y he comprobado, también, que el orgullo saca lo peor de las personas.
4. Me gusta la polémica, pero la que genera conversación, discusión, aprendizaje. No la que promueve la violencia, el insulto y muestra ese lado tan oscuro que siempre intentamos ocultar. Prefiero hablar con gente dispuesta a construir que con aquella que solo destruye y barre para su casa.
5. La vida del autónomo es dura. Trabajar por cuenta propia tiene ventajas y, sobre todo, muchas desventajas. Ahora veo como algunos se dan cuenta de eso cuando dejan de ser trabajadores por cuenta ajena, y aprenden en sus carnes lo que es sacar adelante los proyectos y las cosas que no vienen dadas, que no están protegidas bajo el paraguas de una gran organización. ¡Bienvenid@s al mundo real!
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