Sorpresa desde Paris


Qué sorpresa me acabo de llevar por teléfono. Mi amiga Silvina me ha llamado desde Paris, en medio de la tarde, después de ver mi post anterior y deduciendo que estaba en casa en ese momento. Hace algunos días que no hablábamos, pero me dio gusto saber que estaba bien y que se encuentra, entre muchas otras cosas, disfrutando plenamente de mi "sobrino" Martín: ver como crece, como va conociendo el mundo que lo rodea y esas cosas.

Es muy agradable hablar con ella porque es todo un proceso de aprendizaje, pero siempre mirado desde un punto de vista muy particular: no se deja llevar por fanatismos ni extremos, y siempre le imprime gran parte de su carácter a este nuevo rol. Da gusto ver que ella sigue siendo la misma, con una faceta maternal que no le ha quitado la capacidad de ironía, de reírse un poco de las nuevas cosas que está viviendo, de aprender a pasos agigantados algo para lo que nadie te prepara.

Hablamos todo el rato que Martín nos dejó antes de reclamar toda la atención... es lo que tienen los niños. Pero fue un gusto escucharlos y alcancé a pedirle fotos para ver cómo crece. ¡Hay que repetir esto más seguido!

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