Pese a que he visto 3 películas de Ozpetek y que me han gustado, fui ayer al cine a ver su última producción con las expectativas un poco bajas. Me esperaba un poco de refrito de lo que ya había hecho, quizás más de lo mismo. Y, si bien la temática se entronca fácilmente con su obra anterior, "Tengo algo que deciros" (Mine Vaganti, en su título original) tiene una luminosidad muy particular.
Tommasso vive en Roma, estudió Letras y está tratando de convertirse en escritor. Tiene pareja y es feliz. Pero debe viajar a Lecce, donde vive su variopinta y tradicional familia, para arreglar un asunto legal. El punto es que ellos no saben que Tommasso no estudió Económicas y su pareja es Marco. Su salida del armario no será nada fácil...
Es en Lecce donde se desarrolla toda la historia. Largos minutos dedicados a una familia que, a ratos, también me olía a François Ozon: la nonna (una estupenda Ilaria Occhini), los padres de Tommasso, la tía cegata y algo alcohólica, su hermano, su hermana, su cuñado y la gente que trabaja en casa. Sumado a eso, la socia de la empresa, los amigos de Roma del protagonista y alguno más que ahora se me escapa. Una comedia familiar con un trasfondo sociocultural que parece anticuado, pero que no puede estar más vigente ni ser más real.
No voy a destripar el argumento como lo hacen en casi todas las críticas, porque le resta cierto encanto. Sólo diré que es entrañable y muy graciosa. Quienes se hayan criado en una familia con sangre italiana corriendo por las venas, sentirán nostalgia de la hora de la mesa, de la larga sobremesa, de la calidez y, por qué no decirlo, del idioma.
Si bien el guión tiene algunas carencias y flaquea en dos o tres momentos, el resultado final es más que aceptable. Tiene unas cuantas escenas divertidísimas (la tienda de maletas, la cena con los amigos que van a la playa, la nonna y la sirvienta en la habitación, la tía con el jarabe...) y otra hacia el final que derrocha dulzura por los cuatro costados.
El cine de Ozpetek no es perfecto, pero gusta. Es encantador y tienen alma. Es un contador de historias, quizás, más que un cineasta. Pero si nos va a mostrar Italia como lo hace (una Italia donde todos, absolutamente todos, son guapos y guapas hasta doler), si nos hará pasar un buen rato y si nos emocionará como siempre, le perdonamos sus carencias y disfrutamos sin pudor de un buen momento.
Tommasso vive en Roma, estudió Letras y está tratando de convertirse en escritor. Tiene pareja y es feliz. Pero debe viajar a Lecce, donde vive su variopinta y tradicional familia, para arreglar un asunto legal. El punto es que ellos no saben que Tommasso no estudió Económicas y su pareja es Marco. Su salida del armario no será nada fácil...
Es en Lecce donde se desarrolla toda la historia. Largos minutos dedicados a una familia que, a ratos, también me olía a François Ozon: la nonna (una estupenda Ilaria Occhini), los padres de Tommasso, la tía cegata y algo alcohólica, su hermano, su hermana, su cuñado y la gente que trabaja en casa. Sumado a eso, la socia de la empresa, los amigos de Roma del protagonista y alguno más que ahora se me escapa. Una comedia familiar con un trasfondo sociocultural que parece anticuado, pero que no puede estar más vigente ni ser más real.
No voy a destripar el argumento como lo hacen en casi todas las críticas, porque le resta cierto encanto. Sólo diré que es entrañable y muy graciosa. Quienes se hayan criado en una familia con sangre italiana corriendo por las venas, sentirán nostalgia de la hora de la mesa, de la larga sobremesa, de la calidez y, por qué no decirlo, del idioma.
Si bien el guión tiene algunas carencias y flaquea en dos o tres momentos, el resultado final es más que aceptable. Tiene unas cuantas escenas divertidísimas (la tienda de maletas, la cena con los amigos que van a la playa, la nonna y la sirvienta en la habitación, la tía con el jarabe...) y otra hacia el final que derrocha dulzura por los cuatro costados.
El cine de Ozpetek no es perfecto, pero gusta. Es encantador y tienen alma. Es un contador de historias, quizás, más que un cineasta. Pero si nos va a mostrar Italia como lo hace (una Italia donde todos, absolutamente todos, son guapos y guapas hasta doler), si nos hará pasar un buen rato y si nos emocionará como siempre, le perdonamos sus carencias y disfrutamos sin pudor de un buen momento.
Por lo que dices me encantaría verla
ResponderEliminarMamá
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