Es políticamente incorrecto, bastante bestia en algunas bromas, pero las dos ediciones de los "Golden Globes" que Ricky Gervais ha presentado, han sido de las más divertidas desde que tengo memoria. Todavía recuerdo la broma que el año pasado hizo sobre Angelina Jolie...
En la última, la del pasado domingo, el actor y guionista británico arremetió contra Charlie Sheen, haciendo alusión a sus excesos con el alcohol y las prostitutas; contra John Travolta o Tom Cruise, en una broma doble, refiriéndose a la supuesta homosexualidad de ambos. También se refirió a Burlesque, a Cher y a algunos más. Pero todo desde la ironía más ácida, sin necesidad de entrar en detalles más escabrosos.
El público presente celebró nerviosamente todas sus bromas; sin embargo, más tarde, parece que se comenzaron a escuchar las quejas sobre las intervenciones de Gervais. Ya conocemos de sobra la doble moral de los americanos en ese sentido: los medios pueden ventilar todas y cada una de las "batallas" de las estrellas y, por la reacción de la audiencia, no había nadie que no supiese de lo que el prsentador hablaba. Pero está terminantemente prohibido hacer chistes sobre estos temas, al menos, en público.
En ese sentido agradezco el humor británico y que heredó el chileno: ambos saben hacer bromas sobre lo que ocurre, sobre lo más delicado, bordeando lo políticamente correcto (incluso traspasándolo). Pero, sobre todo, agradezco que el público sea capaz de entender que es humor y que no pasa nada por tomarse la vida con un poco más de ligereza (que no de liviandad o de manera superficial). Así los problemas se incorporan a lo cotidiano, se asumen y se enfrentan con más naturalidad.
En la última, la del pasado domingo, el actor y guionista británico arremetió contra Charlie Sheen, haciendo alusión a sus excesos con el alcohol y las prostitutas; contra John Travolta o Tom Cruise, en una broma doble, refiriéndose a la supuesta homosexualidad de ambos. También se refirió a Burlesque, a Cher y a algunos más. Pero todo desde la ironía más ácida, sin necesidad de entrar en detalles más escabrosos.
El público presente celebró nerviosamente todas sus bromas; sin embargo, más tarde, parece que se comenzaron a escuchar las quejas sobre las intervenciones de Gervais. Ya conocemos de sobra la doble moral de los americanos en ese sentido: los medios pueden ventilar todas y cada una de las "batallas" de las estrellas y, por la reacción de la audiencia, no había nadie que no supiese de lo que el prsentador hablaba. Pero está terminantemente prohibido hacer chistes sobre estos temas, al menos, en público.
En ese sentido agradezco el humor británico y que heredó el chileno: ambos saben hacer bromas sobre lo que ocurre, sobre lo más delicado, bordeando lo políticamente correcto (incluso traspasándolo). Pero, sobre todo, agradezco que el público sea capaz de entender que es humor y que no pasa nada por tomarse la vida con un poco más de ligereza (que no de liviandad o de manera superficial). Así los problemas se incorporan a lo cotidiano, se asumen y se enfrentan con más naturalidad.
Ricky Garvais ya no existe, solo queda David Brent.
ResponderEliminarPublicar un comentario