Niñas como reclamo publicitario en Vogue

Debo reconocer que siempre me han provocado repulsión las fotos de menores vestidas como adultas. Las imágenes que se ven en los concursos de belleza infantiles me parecen sacadas de la peor pesadilla y de la más retorcida de las mentes. El tema lo ha vuelto a poner sobre la mesa la edición francesa de la revista "Vogue", poniendo a una niña con unos inmensos tacones dorados, tumbada sobre una cama de leopardo.

No sé qué les hacen, pero siempre parecen maquilladas por Madame Tussauds (sí, la del museo de cera) y casi deformes. Parecen tener grandes cabezas y unos cuerpos todavía sin desarrollar. Les enseñan a poner provocativas caras y sugerentes poses antes de cumplir los 10 o los 12 años. ¡Y nadie hace nada! Nos llenamos la boca hablando de la explotación infantil en los países del Tercer Mundo, pero esto va de camino hacia eso.

En EE.UU. los "Beauty Pageants" o concursos de belleza, mueven mucho dinero, a muchas niñas y, sobre todo, a unos padres dispuestos a todo para que sus hijas triunfen en ellos. En Europa y en el resto de América, por suerte, ese tipo de prácticas está mucho menos extendida. Pero ya veo que en Francia están jugando a la provocación con estas fotografías.

Siento mucho lo que voy a decir, pero cuando veo este tipo de imágenes me imagino que son carne de pedófilos, de gente enferma. No les veo otra utilidad. No hacemos más que defender la "niñez" de nuestros menores, preocuparnos por no exponerlos a los males del mundo, encerrarlos en una burbuja; pero, cuando se trata de esto, hay muchos padres que pierden las proporciones y se sienten orgullosos de las "bellezas" que tienen por hijos. Sí, son bellezas, pero naturales, inocentes, sencillas y no recargadas, grotescas o terroríficas.

Y el argumento de utilizar a niñas como reclamo de la juventud para mujeres con arrugas, me parece el súmmum de la estupidez, de la superificialidad y de un problema grave. No son sólo imágenes, sino que hay toda una cultura y una industria que no está yendo por buen camino.

No sé a los lectores, pero siempre tiendo a imaginarlas como "juguetes rotos", niñas que han perdido mucho de su infancia y que cuando llegan a la adultez tienen una percepción muy errada de la realidad, porque creo que se han saltado importantes etapas de su vida. Quizás sea un prejuicio, pero si ocurre con los pequeños actores y actrices, ¿por qué no con las aspirantes a reinas de belleza? Además, vuelvo siempre al mismo punto: la belleza es completamente subjetiva. Si no, basta con mirar las fotos de la derecha o ver este video, que me parece terrorífico.