Estas dos últimas semanas me sumergí en un libro que, sin ser una obra maestra ni un clásico indiscutible, se ha convertido en una novela magnífica, exitosamente narrada y dejando una estela filosófica tras de sí.
La novela de Jungersen nos sumerge en el Centro Danés de Información sobre el Genocidio, una pequeña oficina en Copenhague dedicada a la investigación de las grandes tragedias humanas, sobre todo las del siglo XX. Ahí conocemos a las cuatro protagonistas: Iben, Malena, Anne-Lise y Camilla, que son las cuatro voces a través de las cuales se cuenta la historia que nos ocupa.
Dos de las protagonistas reciben sendos correos eletrónicos anónimos con amenazas de muerte y se desencadena la tragedia: quién y porqué son las preguntas esenciales. Pero lo que parecía primero una broma de mal gusto, se transforma luego en una carrera por la vida y en cuestionamiento personal que lleva a las víctimas a dudar de sí mismas.
Un thriller psicológico escrito con maestría, desmadejando una trama que no pierde el interés en ningún momento y que mantiene en vilo al lector hasta las últimas páginas. Su mayor fortaleza es la escasa facilidad del argumento y las continuas vueltas de tuerca que tiene, haciéndonos pasar de la claridad a lo más oscuro de las motivaciones de los personajes.
Además, está actualmente vigente el entramado de relaciones laborales que se desarrollan entre las cuatro protagonistas, pasando de la dependencia al acoso laboral y a los cambios en los equilibrios de poder. Nada más adecuado para desencadenar las sospechas, las acusaciones y para ajustar la realidad a las propias necesidades.
Una novela que profundiza en la oscuridad del ser humano y que nos llevará a pensar profundamente en la validez de las propias motivaciones, en las mentiras que imponemos como realidad y en la necesidad casi obsesiva que tenemos de explicar racionalmente todos nuestros actos. Nunca estuvo tan vigente aquella frase de que "el fin justifica los medios" como en este libro.
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