La ideología de género no se puede enseñar


La ideología de género no se puede enseñar en las escuelas, en esto estamos de acuerdo, porque no existe. Sin adentrarme en la opinión de grandes autores, recurriré simplemente a Wikipedia: “En ciencias sociales, una ideología es un conjunto normativo de emociones, ideas y creencias colectivas que son compatibles entre sí y están especialmente referidas a la conducta social humana. Las ideologías describen y postulan modos de actuar sobre la realidad colectiva, ya sea sobre el sistema general de la sociedad o en uno o varios de sus sistemas específicos, como son el económico, social, científico-tecnológico, político, cultural, moral, religioso, medio ambiental u otros relacionados al bien común. Las ideologías suelen constar de dos componentes: una representación del sistema, y un programa de acción”.

Hasta donde yo sé, no hay una ideología de género como tal, sino que es una forma despectiva de llamar a una percepción de la sociedad más inclusiva, abierta y respetuosa de la diversidad que lleva más de 50 años siendo abordada por psicólogos, sociólogos y antropólogos, científicos y filósofos. Tener una perspectiva distinta a la heteropatriarcal no es una contrarreforma ni un intento por destruir la sociedad. Al contrario, es un intento por construir una mejor, que sea capaz de comprender y abrazar a las minorías y a las mayorías.

El conocimiento de la diversidad no desestructura a nadie ni le hace cuestionarse su identidad. Pero sí puede arrojar luz sobre la oscuridad con la que se aborda la diferencia. ¿Acaso usted ha querido tener un séquito de esclavos y maltratarlos hasta la muerte después de estudiar Historia? ¿Acaso ha querido matar a alguien después de conocer la historia de un asesino? ¿Acaso ha pensado en matar a miles de personas después de ver cualquier película sobre el Holocausto? Son ejemplos burdos y muchas personas se agarrarán a ellos para hablar tonterías, pero es la única forma de comprender que la postura que rechaza la enseñanza de la diversidad está simplemente basada en el miedo irracional a las diferencias y no tiene ninguna base científica. Más bien se corresponde con una intencionalidad ideológica (sí, yo también puedo utilizar la palabra de forma despectiva) para imponer su forma de pensar basada en una construcción moral de la sociedad que se ha impuesto por siglos como la adecuada.

La perspectiva social que reconoce los derechos de las personas transexuales, bisexuales, lesbianas y gays no cambia a nadie ni lo convierte en nada que no sea. Yo nací homosexual y nadie me enseñó a serlo. Nunca tuve clases al respecto ni tuve que dar exámenes para titularme como maricón. Simplemente tuve que aguantar las burlas, el acoso, el sentirme diferente sin que nadie me comprendiese. Tuve que tragarme el llanto, tuve que negarle a mi yo adolescente la posibilidad de enamorarse por primera vez…

¿Esa es la sociedad que queremos? Enseñar la diversidad nos hace más permeables a las diferencias, nos hace comprender que hay muchas manifestaciones de amor adulto y consentido, nos permite luchar en cierta medida contra el acoso LGTBIfóbico y contra la violencia de género. Nos permite comprender que la sociedad se construye de personas y de pensamientos diferentes, de creencias diversas; de culturas, de colores, de anchos y de largos distintos.

Explicarle a una niña o a un niño que su orientación sexual o su identidad de género no se construye ni por los colores que utiliza, ni por los deportes que practica o deja de practicar, ni mucho menos por lo que tiene entre las piernas, permite comprender esa diversidad. Permite dar voz a todos y todas quienes han tenido que enfrentar procesos de autoconocimiento y autoaceptación en un entorno hostil, violento y complejo, para que sus historias no vuelvan a repetirse y ninguna persona se tenga que sentir marginada. Permite que cada uno reafirme su persona y se construya sin miedo, en libertad, acorde con lo que siente y lo que quiere expresar, sin que haya una presión social externa, subjetiva y coactiva. Permite aceptar la diversidad y evitar muchos otros problemas: violencia, acoso, suicidio, miedo…

¿Quiere que sus hijos vivan con miedo a la diferencia? Creo que es mejor darles las herramientas para que se reafirmen como las personas que son, cada una con lo suyo, y para que aprendan a convivir en el respeto, el amor y la aceptación de la diversidad. Ese es el mundo en el que me gustaría criar a mis hijos si algún día los tuviese. Pero seguimos criando a machos y hembras, a proveedores y a cuidadoras, como si no hubiésemos aprendido nada de los errores del siglo pasado.

Ni ellas ni ellos tienen la culpa de su estupidez mental. Y mucho menos tienen la culpa las niñas y los niños que luego serán acosados y violentados porque el miedo a la diferencia nos ha paralizado como sociedad y nos ha convertido en una pandilla de seres agresivos, poco empáticos, secos y, sobre todo, incapaces de comprender que no todos somos iguales, y que ser distinto no nos hace más ni menos ni peores ni mejores personas. Solo nos hace seres humanos, a todos por igual.

La ideología de género no se puede enseñar. El respeto y el amor sí. Y eso es lo que buscamos. No vamos a imponer un sistema de creencias ni tenemos un programa de acción. Primero, porque no estamos organizados por sindicatos ni lobbies. Segundo, porque el amor y el respeto no son parte de una ideología, sino que corresponden al ser humano como emociones y sentimientos, como parte de la convivencia y de la construcción social, de toda la sociedad. Y hacer hincapié en ello no responde a un programa ideológico, sino al interés por hacer ver que la diferencia nos hace más fuertes, como personas y como grupo.

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  1. Totalmente de acuerdo contigo Tomás. Yo por mi parte como educadora pongo mi granito de arena con cada grupo que me toca trabajar. Enseñándoles primero que nada que cada uno de nosotros somos un ser unico y debemos amarnos. respetarnos y aceptarnos como somos para luego amar, respetar y aceptar al prójimo, en su cultura, raza, religion idiologia politica y en diversidad sexual. Cuando llego a este tema unos se sorprenden otros la agarran a broma porque en su casa ni en ninguna institución por donde han pasado se habla del tema. Es lamentable que somos seres sexuales y no hablamos de sexo pero vemos pornografia. Sin embargo siento que los jóvenes me escuchan y comienzan abrir su mente y a trabajar en el respeto. Cierto eso no esta en ningún programa de educacion pero siento que es mi deber como ser humano como educadora y comunicadora poner mi granito de arena para lograr una sociedad más justa, respetuosa amorosa y tolerante con todas aquellas personas que simplemente tienen una inclinación sexual diferente y que los jóvenes entiendan que loa gay son seres humanos iguales que nosotros con principioa y valores y su condicion no los desmerita ante nadie. Y que de alguna manera estos jovenes que escuchan mi clase sean multiplicadores del conocimiento. Es mi legado para una sociedad más justa

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    1. Muchas gracias, a quien haya escrito esto. Es verdad que hace mucha falta hablar de sexualidad e identidad, pero desde el respeto y el amor. Es una tarea pendiente en muchos currículos educativos... Pero gracias por ayudar a educar, respetar y a abrir los ojos. Un abrazo

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