Este año tuve poco tiempo de ponerme al día con las candidatas a los Oscar y fue poco lo que pude ver antes de la ceremonia (que tampoco he visto). No es falta de interés, sino de que realmente lo ponen difícil para verla aquí: horario y dinero. Sí, los Oscar se emiten en canales de pago y a las 3 de la mañana.
Dejando eso de lado, quiero hablar brevemente de tres de las películas nominadas este año: Argo, El lado bueno de las cosas (Silver Linings Playbook) y Django desencadenado (Django Unchained).
Argo es una película absolutamente oscarizable. La Academia no iba a dejar pasar tanta gloria al sistema y a la inteligencia americana. Pese a la ridiculez de estrategia que centra el argumento, la jugada dio buenos resultados y la hacía merecedora de todos los honores. Esto no quita que la película tenga muy buen ritmo y sea un buen ejercicio cinematográfico por parte de Ben Affleck, que apunta buenas maneras como director, pero que todavía tiene ciertas limitaciones como actor. No le vamos a restar el mérito que tiene ni vamos a discutir la reacción política del hecho. Simplemente es un divertimento a la antigua usanza, que bebe de las mejores películas de espías de la Guerra Fría, y que consigue sacar un buen latido a los espectadores.
El lado bueno de las cosas, es una comedia romántica (bien) disfrazada de algo más, pero no puede evitar caer en el tópico. Eso sí, los protagonistas son totalmente atípicos: "anormales" (con todo lo que aborrezco el concepto de "normal/anormal"), desequilibrados y siempre en el límite de sí mismos, lo que curiosamente aporta textura y color a una película que, de otra forma, hubiese pasado desapercibida. Jennifer Lawrence y Bradley Cooper tiene buena química, y ella está especialmente bien en su papel. El guión camina correctamente, aunque para mí se tropieza en el tramo final que me parece demasiado tópico/típico, para coronar lo que había dicho al comienzo del párrafo: su espíritu de comedia romántica queda en total evidencia.
Django desencadenado es puro exceso, a nivel Tarantino: grueso, basto y áspero, pero hilarante y ligero. Un Kill Bill o unos Malditos Bastardos en el medio oeste, con personajes que siempre llevan la justicia en las manos, y un buen reparto que permite la sólida construcción de la historia. El director se deja llevar una vez más por sus filias, pero se lo agradecemos, porque caen bien y están bien pensadas para llenar la pantalla. Ni siquiera el metraje se hace excesivo, aunque bien nos podría haber evitado un par de escenas. Pero la historia de venganza y justicia a partes iguales tiene su qué: funciona muy bien y no resulta facilona, pese a todas las licencias que se pueda conceder. La música, como siempre, es un plus perfecto para no tomarse demasiado en serio a sí mismo y funciona como un reloj en cada momento del film. Tarantino sigue teniendo mi voto de confianza.
Tal como te decía, hijo, había echado de menos tus comentarios sobre los Oscares, pero igual me bejó un ataque de Oscaritis y vi casi toda la entrega de los premios, no toda porque el sueño me venció.El año próximo espero nos ilustres antes para estar más informada
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