No sé si este es uno de los cortos más hilarantes que he visto en el último tiempo o es una de las metáforas más tristes respecto de la situación actual. El desangramiento al que somos sometidos por la presión de los mercados y de las cifras, nos han hecho soportar situaciones absurdas, que lindan con lo más descarnado de la realidad social y del ser humano, dispuesto a todo ya no por ambición, sino por un instinto de supervivencia hipertrofiado y estimulado hasta límites nunca vistos.
Una representación del regreso a la ley de la selva, a los más puros miedos hobbesianos, donde imponerse a los demás es la primera necesidad y ya no la última opción. La competencia, fomentada por un sistema que se niega a aceptar sus debilidades, se torna en carnaza pura cuando de ello depende el futuro.
Decidan ustedes si reír o llorar...
Estupendo trabajo de Rubén García. Su futuro detrás de las cámaras está
avalado por la calidad de su labor, de su talento y de su visión.
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