Ojalá como la Cruz: exitosa y envidiada; pero no, España es como la de Ulises, tejiendo y destejiendo, sin avanzar, siempre esperando algo o a alguien que no llega.
Esta política no lleva al país a ninguna parte. El PSOE se encargó estos últimos 8 años, entre muchas cosas buenas y malas, de avanzar en temas que la propia sociedad exigía regular: el aborto, el matrimonio homosexual, por mencionar algunos; y otros para mantener vivo el estado de bienestar por el que aboga. Ahora, vendrá el PP y, tal como anuncia, se pone a destejer lo ya avanzado: cambiará la ley de aborto, no se aclara si derogará la ley de matrimonio homosexual o solo le cambiará de nombre (como si eso fuera el problema de fondo que provocó el rechazo de la derecha hace unos años y que ahora niegan, reduciéndolo únicamente a una cuestión semántica), recortará la educación pública, privatizará la sanidad, quiere cambiar la ley de educación y quizás cuántas cosas más. Eso sí, todo disfrazado de eufemismos como reorganización, redistribución, copago y otras lindezas.
Una vez que el PP deje el gobierno -en las legislaturas que sea- vendrá el siguiente y destejerá lo que haya hecho Rajoy y quienes le sigan. Y así sucesivamente... El problema es que el avance necesario para salir del lugar en que está España, y quizás aspirar a ser uno de los países fuertes en Europa, está muy lejos. Estoy completamente seguro de que no se consigue deshaciendo lo ya hecho.
La política, por estar relacionada con la ciudadanía y el ser humano, debería ser consensuada en los temas sensibles que tengan que ver con lo social y lo público. La esfera privada, como tal, debe permanecer en su sitio. Pero la política debe representar al grueso de la sociedad y no a mitades que se alternan en el ejercicio del poder. La política debe ser eficaz y estar por encima de las motivaciones de grupo en las cosas esenciales: leyes, educación, economía, sanidad...
Si las leyes cambian cada 4 u 8 años, ampliando y restando derechos, el avance social es una mera pantalla hacia el exterior; si la educación no tiene una política común de trabajo hacia el futuro, no se pueden esperar mejores resultados que los ya existentes y menos pretender estar a la altura de las exigencias de Europa o de la OCDE. Lo mismo pasa con las cifras macroeconómicas y con la salud pública. No se puede tejer y destejer el porvenir de los ciudadanos al antojo de los politicuchos de turno.
Todos sabemos lo que ocurrirá el 20-N, pero es importante que quienes salen y entran, suben y bajan, sepan que no es por su talento o por la falta de él, sino porque no hay más de donde sacar. Y, sobre todo, deben entender que no gobiernan únicamente para quienes les han concedido su voto de confianza en las urnas, sino para todos los ciudadanos (que son de igual categoría, aunque a algunos les pese). Así que menos deshacer y más acción, que el futuro está hacia adelante y no estancados en el pasado esplendoroso de un país con secuelas de gran potencia, pero con una grave enfermedad tercermundista encima.
Pasa en todas partes, en las mejores familias, gobiernos etc. Si tu lo haces, yo lo deshago solo porque soy choro y si es bueno que importa, lo mío será peor pero es mío.
ResponderEliminarPor eso aqui no se vanza en la ley de Educación porque todos quieren que sea la suya la que gane y no el país completa
Mamá
tranquilo Compañero Loyola. La verdad que es estado de bienestar, no lo está haciendo bien. Se han gastado más de la cuenta y alguien debe pagarlo. Italia, Irlanda, Grecia, España y otros ya están con la deuda al cuello, quien pagará por ellos?
ResponderEliminarPor otro lado que UK no haya cambiado su moneda, no parece errado hoy.
Saludos,
A.
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