Hace un par de semanas fui a ver la última entrega de la saga de Harry Potter al cine y debo decir que ha sido un buen final. Después de una bastante irregular calidad, donde destacan solamente las dos primeras y las dos últimas, mientras que el resto de las películas son bastante prescindibles. Mientras la historia de los libros se volvía más oscura y truculenta, las películas se aligeraban y se llenaban de hormonas. Pero la oscuridad de "Las reliquias de la muerte" ha sido perfectamente representada.
Separada en dos películas, para ganar más dinero y para ser algo más fieles a la historia, la última parte de la historia de Harry Potter está llena de buenos momentos: la acción está presente durante casi todo el metraje, mientras somos testigos de la angustia vital del joven mago y de sus compañeros de aventuras. La lucha del bien contra el mal alcanza uno de sus grandes momentos en el cara a cara del protagonista y de Voldemort, malo malísimo donde los haya. Y la batalla de Hogwarts, que yo esperaba más espectacular, no decepciona nada.
Hoy, 881 millones de dólares de recaudación mundial después, la última película del mago marca un final generacional, como dentro de poco tiempo lo hará Crepúsculo. Han sido largos años, 8 filmes, 7 libros, muchas horas dedicadas a ambos, y es hora de pasar página. Eso sí, me quedo con un buen sabor de boca. Ha sido un final a la altura de sus buenos comienzos.
¡Y qué grande es la profesora Minerva McGonagall (Maggie Smith)! ¿No ha pensado J.K. Rowling en un libro contando su historia?
No he visto ninguna de las películas, no he leído los libros, no me he cortado las venas por ir a los estrenos y soy inmensamente feliz
ResponderEliminarMamá
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