Esta semana me leí dos libros: "El Cuaderno de Maya" (Isabel Allende) y "El bolígrafo de gel verde" (Eloy Moreno). ¡Qué gusto!
La Allende me ha impresionado, otra vez. Me gusta la gracia que tiene para escribir, la soltura de sus imágenes, la realidad de sus palabras. Es un libro duro, poco dado a sensiblerías. Es más bien descarnado sin ser gore, sin necesidad de enseñar nada más de lo que hace, pero con la medida justa para tocar al lector, para presionar ciertos botones.
Maya es una joven que ha ido y ha vuelto varias veces. Nosotros la acompañamos y la conocemos, incluso aprendemos a quererla. Desde Berkeley al archipiélago chilote, la autora nos sumerge en una aventura con mucho de realidad y con mucha magia, algunos personajes magníficos y pasajes de una belleza impecable. No me ha costado nada leerlo...
En la otra esquina, "El bolígrafo de gel verde" era una tarea pendiente. Lo compré hace varios meses, justo antes de que se me viniera encima toda una enorme carga de trabajo. Y lo dejé abandonado en la página 64 durante mucho tiempo. El jueves por la noche lo volví a empezar desde el principio y ayer viernes cerré la última página.
Es un libro que me tocó de muchas maneras distintas: me llegó la desesperación del personaje ante el vacío, ante la inopia, ante su incapacidad frente a muchas cosas; me llegó también ese dolor por el amor perdido, esa pérdida interior por el amor que duele; cada paso en su cuaderno de escape, cada paso en su permanente huída... Tiene tantas cosas y tan buenos momentos...
Cuando tenga tiempo recuperaré un trozo de texto que me pareció magnífico, con permiso del autor, para compartirlo con todos. Me alegro de su éxito, del esfuerzo de Eloy por salir adelante, por confiar en su historia y por ser un luchador. Sin esa lucha, hoy no habríamos podido, quizás, leer sobre un hombre que siente como su vida se derrumba. ¡Qué buen estreno!
Dos grandes lecturas, dos buenos libros. Y sigo dándome cuenta de que pocas actividades en la vida me llenan tanto como sumergirme en las páginas de un buen libro. Gracias a los dos autores por regalarme esas páginas.
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