El día de elecciones me fui de paseo a Sol -por fin- para dar una vuelta por la llamada spanish revolution. Impresionante. Todo muy organizado, tranquilo y lleno de vida: cada uno de los grupos trabaja incansablemente en lo que le corresponde: limpieza, orden, información, organización, etc. Y todos los que estaban ahí tenían un sentimiento común: lo que ocurriese en las urnas no iba a dar como resultado nada interesante para este grupo.
Después de la sentada muda a las 23:59, un aplauso efusivo y el grito de "que no, que no, que no nos representan" se escucharía por toda la Puerta del Sol y sus alrededores. El mensaje, más claro y fuerte imposible, retumbó un buen rato. Los participantes, que se contaban por centenas, saltaban al ritmo de la esperanza en un cambio profundo: una democracia más justa y participativa, una reivindicación social, una reclamación de derechos, las ganas de que las cosas sean distintas y que los partidos dejen de pelear entre ellos para establecer un plan de acción común que promueva una situación mejor para todos.
Expertos y pensadores, políticos, prensa, listos y tarados, hablan del 15-M. Muchos auguran el fin del movimiento sin resultados; otros, prefieren no aventurarse y algunos creen que su valor es inestimable. Sea como sea, mantengo mi postura: me enorgullece verlo. Me gusta saber que hay más personas que se han cansado de todo este tejido, de la injusticia y que busca recuperar la voz en una democracia cada vez menos democrática.
Como comentaba ayer una amiga, es algo que aparecerá en los libros de historia y nosotros lo estamos viviendo. No nos había tocado ninguna de las grandes revoluciones sociales y parecíamos vivir en un estado letárgico, adormecidos. Pero no, la gente ha levantado la voz y está dispuesta a no callar hasta que alguien tome cartas en el asunto.
La acampada en Sol continuará una semana más y el sábado 28 hay convocatoria en las plazas de muchos barrios para asambleas reducidas, de donde saldrán propuestas e ideas que serán llevadas a la gran asamblea del domingo 29 en la Puerta del Sol. Esto no termina aquí... ¿hará algo el Gobierno para callarlos?
Después de la sentada muda a las 23:59, un aplauso efusivo y el grito de "que no, que no, que no nos representan" se escucharía por toda la Puerta del Sol y sus alrededores. El mensaje, más claro y fuerte imposible, retumbó un buen rato. Los participantes, que se contaban por centenas, saltaban al ritmo de la esperanza en un cambio profundo: una democracia más justa y participativa, una reivindicación social, una reclamación de derechos, las ganas de que las cosas sean distintas y que los partidos dejen de pelear entre ellos para establecer un plan de acción común que promueva una situación mejor para todos.
Expertos y pensadores, políticos, prensa, listos y tarados, hablan del 15-M. Muchos auguran el fin del movimiento sin resultados; otros, prefieren no aventurarse y algunos creen que su valor es inestimable. Sea como sea, mantengo mi postura: me enorgullece verlo. Me gusta saber que hay más personas que se han cansado de todo este tejido, de la injusticia y que busca recuperar la voz en una democracia cada vez menos democrática.
Como comentaba ayer una amiga, es algo que aparecerá en los libros de historia y nosotros lo estamos viviendo. No nos había tocado ninguna de las grandes revoluciones sociales y parecíamos vivir en un estado letárgico, adormecidos. Pero no, la gente ha levantado la voz y está dispuesta a no callar hasta que alguien tome cartas en el asunto.
La acampada en Sol continuará una semana más y el sábado 28 hay convocatoria en las plazas de muchos barrios para asambleas reducidas, de donde saldrán propuestas e ideas que serán llevadas a la gran asamblea del domingo 29 en la Puerta del Sol. Esto no termina aquí... ¿hará algo el Gobierno para callarlos?
Quien como uds. que tienen convocatotias de ese estilo. Aqui aparece el lumpen de atrasito a romper, robar y hacer el mayor daño posible.
ResponderEliminarOjala que salgan buenas ideas que sean aprovechadas por los Gobiernos
Mamá
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