Ayer me terminé el delirante y bestial libro de Jaime Bayly titulado "El cojo y el loco", gran opuesto del libro que me acabé el domingo: "Muchas vidas, muchos maestros", de Brian Weiss. Dos opciones literarias tan distintas que no sabría la forma de unirlas en un mismo post, salvo contando lo que acabo de contar.
Mientras uno profundiza en las regresiones hipnóticas, la superación de los problemas y obstáculos, el aprendizaje de uno mismo, el conocimiento más íntimo y puro del ser humano; el otro atraviesa por la oscuridad, la decadencia, casi (o no) la obscenidad más evidente a través de dos personajes que han tenido la "gracia" de nacer diferentes a su entorno.
Desde lo humano más puro a lo humano más carnal; desde el aprendizaje de la vida a través de la muerte, hasta el aprendizaje de la muerte a través de la vida. Dos caras de un espejo que sí permiten ver distintos mundos, distintas caras. Ha sido un juego interesante y, lo mejor, no premeditado.
¡Qué haría yo sin los libros!
Mientras uno profundiza en las regresiones hipnóticas, la superación de los problemas y obstáculos, el aprendizaje de uno mismo, el conocimiento más íntimo y puro del ser humano; el otro atraviesa por la oscuridad, la decadencia, casi (o no) la obscenidad más evidente a través de dos personajes que han tenido la "gracia" de nacer diferentes a su entorno.
Desde lo humano más puro a lo humano más carnal; desde el aprendizaje de la vida a través de la muerte, hasta el aprendizaje de la muerte a través de la vida. Dos caras de un espejo que sí permiten ver distintos mundos, distintas caras. Ha sido un juego interesante y, lo mejor, no premeditado.
¡Qué haría yo sin los libros!
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