Exceso de pensamiento

La vida tiene que ser más simple de lo que nos gusta o nos parece. No podemos darle mil vueltas a cada idea, pensamiento o deseo.

Al mundo le faltan impulsos y le sobran filosofías. Le falta espontaneidad y le sobra pacatería.

Las cosas tienen nombre y se les debe llamar así. Basta de eufemismos, de rodeos. Hay mil colores y muchas tonalidades, pero cada uno es muy claro y preciso. No tengamos miedo de "casarnos" con un color. Si tenemos todo el derecho a equivocarnos, ya habrá tiempo para corregir siendo consecuentes y responsables.

Esto suena a dogma, pero lo único que no tiene remedio es la muerte. Todo lo demás es "reculable", lo que no quiere decir que vayamos por la vida cambiando de pareceres como quien cambia de camisa. No, se trata de lo que decía en el párrafo anterior: somos humanos, nos caeremos y nos volveremos a levantar, LAS VECES QUE HAGA FALTA.

Prefiero el dolor de la caída antes que la ignorancia de no haber hecho nada. Prefiero decir que me he equivocado antes de no haber sido capaz de defender mis principios o actuar en consecuencia.

Hace un par de días, hablábamos con unos amigos sobre el miedo a dejarse caer, a tocar fondo, a sentir que no tenemos el control de nuestra vida y de lo que sucede alrededor. Es precisamente cuando pierdes el miedo a caer que tocas fondo y eres capaz de volver a la luz, de seguir adelante, de reiniciarte como persona, de empezar de nuevo.

Las caídas no son actos de cobardía sino cosa de personas valientes. Recomenzar no es haber perdido, sino ganar experiencias. Pedir perdón es un acto de humildad y que sólo pertenece a los grandes. Decir "te quiero" es la mayor entrega desinteresada hacia alguien. Demostrar emociones y sentimientos no nos hace más débiles ni más inestables, sino que nos refuerza como seres humanos.

Dejemos de pensar tanto y actuemos. Tenemos muchas cosas que resolver y los estímulos se multiplican por segundo. Si despejamos de nuestro sistema aquello que realmente no es importante, podremos quedarnos con lo esencial y lo que realmente importa. No somos máquinas ni procesadores, somos personas. Hay que aprender a decir que no y a disfrutar cada cosa que hacemos, sin rodeos, curvas ni cuestas arriba.

Y acabo con una gran frase, heredada de una eterna amiga: "No te pre-ocupes, OCÚPATE".

1/Post a Comment/Comments

  1. Anónimo13:48

    Estoy de acuerdo, es mejor caerse, topar fondo y salir, que pensar "si lo hubiera hecho mi vida sería diferente." Cada actuar tiene sus consecuencias y eso es parte de la vida y el crecimiento. Tu sabes que si yo no me hubiera atrevido uds. no existirían como los Loyola Barberis.Lohice, lo hicimos y hemos sido felices. Que todo estaba garantizado, NO. Que hay que trabajar cada día por lo que se quiere SI.
    Que se avanza y retrocede TAMBIEN, pero que lata sería que no hubieran riesgos y emociones.
    Mamá

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente