
La trama nos presenta a Lilia, una viuda cuya realidad no es más que una frágil estructura construida alrededor de lo cotidiano, lo terrenal, y cuyo único centro es su hija Salma, una joven en plena edad del despertar de los sentidos. La mujer, no obstante, encontrará una forma de rehacerse a sí misma a través de la danza y vencerá sus propias limitaciones a golpe de caderas.
Protagonizada por la estupenda Hiam Abbass (en la foto, abajo a la derecha) -vista recientemente en "The Visitor" como la madre del inmigrante deportado-, cuya belleza y talento debería llenar las pantallas, mucho más de lo que estamos acostumbrados. El resto del reparto es regular y, en algunos momentos, hasta caricaturesco.
Pese a que fue reconocida en Montreal, Seattle o Torino, la película no es memorable. Sí hay que reconocer el talento de una directora nueva (pese a dos trabajos anteriores), pero a la que le falta mucho oficio. Abusó de las transiciones espacio-temporales con unos "fade out" bastante numerosos, haciéndolos parecer más una excusa que un recurso cinematográfico.
Lo que no es discutible es toda la fuerza y femineidad que surge desde las entrañas de la película: una muj

Sobra metraje, pero también sobra energía y belleza. Se echa en falta oficio y más talento, pero no se puede negar el buen camino que trazó Amari con esta película. Se agradece el cambio de ritmo, una música muy agradable y por traernos a las pantallas una realidad vigente y poco conocida.
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