La neolengua y el futuro

Justamente ayer, después de un agradable día de paseo por Madrid, hablábamos con unos amigos sobre "llamar a las cosas por su nombre" y la forma en que la política, en los últimos años, nos está acostumbrando a eufemismos absolutamente ridículos, pero que terminan por integrarse al vocabulario cotidiano gracias a la presión de los medios de comunicación y a que, todavía, muchos y muchas actuamos como borregos sin capacidad de crítica, ni propia ni ajena.

La "búsqueda activa de empleo" es lo que hasta hace dos años se conocía como paro o cesantía, así como "efectos colaterales" no son más que las consecuencias y errores directos de una acción, premeditados o no. Por la misma razón, la crisis fue degradada a una "desaceleración puntual del crecimiento".

Hoy, la prensa nacional e internacional se hace eco del rescate a España por parte del Eurogrupo (muy buena portada de TIME.com). Para unos es un rescate a secas, para el Gobierno es "un préstamo para recapitalizar la banca" (¿no es eso un rescate a la banca?). La diferencia con Grecia es que el Gobierno todavía cuenta con cierta confianza para gestionar la economía. Si eso no ocurre y España sigue cayendo, sin duda que la intervención de la UE será totalmente distinta.

De todas formas, el préstamo o rescate tiene condiciones y, como no podría ser de otra forma teniendo en cuenta las actuaciones de las dos últimas legislaturas, quienes acabaremos pagando seremos los ciudadanos: subida del IVA, más recortes y dos temas polémicos que el Gobierno intentará evitar a toda costa, pese a la presión alemana: las pensiones y las prestaciones por desempleo.

Todavía queda mucho margen para recortar y es lo que se debe hacer en momentos de crisis. El problema es que hay que saber recortar y no hacer una tala indiscriminada de servicios y prestaciones sociales. Se puede empezar por el Senado (organismo inútil), la monarquía, los asesores políticos, los sueldos de las autoridades, los sueldos vitalicios, control del fraude fiscal, impuestos a las rentas más altas, impuestos sobre el patrimonio, embajadas y consulados, etc. 

Ni la educación ni la sanidad pública son las culpables de la crisis creada por los bancos. Entonces, ¿por qué siempre se les recorta como primera solución? ¿Por qué pagamos los ciudadanos los errores de los ejecutivos de los grandes grupos financieros?

El futuro es oscuro y este rescate, la verdad, es que no debe resultar tranquilizador ni calmar a la prima de riesgo. Dentro de poco habrá que tomar otras medidas que no van a favorecer ni a las PYME ni a los ciudadanos. Como siempre, espero equivocarme. Y, para terminar con algo de humor, rescato un post de Facebook:

¡Eh! ¿Te estás follando a mi hermana?
-¡No, hombre! Le inyecto liquidez en unas condiciones muy favorables.

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