Oprimidos y opresores

Uno debe ponerse del lado de los oprimidos en cualquier circunstancia, incluso cuando están equivocados, sin perder de vista, no obstante, que están hechos del mismo barro que sus opresores”.

Emil Cioran, Del inconveniente de haber nacido (1973).

Contundente cita. Da para hablar mucho de ella. ¿Víctimas o victimarios? Depende del punto de vista de quien lo mire. Todos tenemos justificaciones para lo que hacemos o dejamos de hacer. Ahora, que sean válidas para la mayoría, eso ya es otra cosa. Aceptados o no, los pilares que fundamentan las acciones de todos los seres humanos son tan diversos como las verdades -tema que ya he tocado hasta la saciedad-, las culturas, las religiones o la educación.

Evidentemente, el sentido común y los derechos humanos nos dirán que algunas de esas justificaciones son erróneas (por ejemplo, los atentados terroristas), pero no olvidemos que incluso esas acciones son explicadas o fundamentadas en principios tan válidos como cualquier otro para quienes los secundan.

Y, es imposible pasar por alto, que está absolutamente claro que toda víctima que esté en posición o tenga la oportunidad de cambiar el equilibro y convertirse en victimario, no dudará en hacerlo. Por ejemplo, lo que ocurre en el texto del chileno Ariel Dorfman, "La muerte y la doncella". Por eso, imagino, Cioran dice que están hechos del mismo barro. En el fondo somos todos seres humanos imperfectos en una lucha por sobrevivir. Esa lucha ya es distinta según se la entienda filosóficamente: una competencia desleal, un contrato social, un lugar de paz. Pero eso es harina de otro costal...

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