Como cambian las cosas en segundos

Hace menos de 3 horas decía que no tenía muchas cosas que escribir ni se me ocurría por dónde comenzar. Las cosas cambiaron: me senté a ver "21 días: A ciegas", el programa de Samanta Villar en Cuatro que, por suerte, me encontré colgado en YouTube, porque anoche salí de cena y me lo perdí.
A mí, digan lo que digan, me parece un programa interesante. No será del todo real, habrá mucho trabajo de producción, pero el que una periodista se plantee "vivir en carne propia" el tema del reportaje, me resulta valiente y muy inteligente. Tal como ella dice, no es lo mismo contarlo que vivirlo.
Así la hemos visto 21 días sin comer, 21 días viviendo de lujo, 21 días durmiendo en la calle, 21 días fumando porros, etc. Por lo menos, dentro de toda la mentira que puede haber detrás de un programa de TV, hay algo de realidad y de sentir aunque sea sólo por momentos lo que siente la otra persona. Es una exageración de la empatía, de ponerse en el lugar del otro y sentir lo que siente.
En esta ocasión ha estado 21 días con los ojos tapados para comprender lo que era no ver y desenvolverse en el mundo de los videntes. Además, entrevistó a personas con distintos grados de visión, que han sido ciegas toda la vida o que la han perdido recientemente. Quizás estos últimos han sido los casos más llamativos.
No sé cuánto de verdad hay detrás del programa, pero como dije, al menos tiene un áura de honestidad y un planteamiento valiente: para saberlo, hay que vivirlo... no basta simplemente con contarlo. A ver cuántos de nosotros tendríamos el valor de hacer lo mismo. Desde ya tengo claro que no me pasaría 21 días viviendo en la calle o en una chabola, menos en una mina de estaño en Bolivia. Incluso no sé si disfrutaría los 21 días de lujo (en la foto tenemos a Samanta Villar -izquierda- con Carmen Lomana, la nueva reina de las páginas sociales españolas, en una de las escenas) y todo lo que rodea al "mundo de los ricos". Una cosa es que me gusten las comodidades y otra muy distinta es vivir en un universo paralelo.

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  1. Tomás estoy de acuerdo que esa gente vive en un mundo paralelo, pero es acaso nosotros tampoco, para nosotros ir al mercado es lo más normal del mundo, pero para los habitantes de un ghetto pobre, ya sea en Madrid o en Nairobi, es algo inalcanzable, porque ellos tambien viven en otro mundo paralelo.
    lo que quiero decir que todos estos mundos forman el universo terrestre donde convivimos,y la pertenencia a uno u otro mundo dpende de factores que, en su mayoría, no hemos elegido.

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