Redes Sociales y juegos cooperativos. ¿Herramientas educativas?

Segundo día del V Congreso Internacional de Educared e interesantes opiniones acerca del uso de las nuevas tecnologías en la educación. Las ventajas y dificultades de las redes sociales, con debate ético incluido (fuera del Congreso) y la necesidad de un cambio profundo en la concepción del sistema educativo. 

Ayer comentaban sobre que el actual sistema educacional en Occidente está basado en la Revolución Industrial: la repetición en masa de contenidos, haciendo una analogía con la producción fabril o, lo que es igual, la idea básica de reproducir un producto sin importar mucho ni el receptor ni quien lo fabrica. Y ese es uno de los primeros cambios que se deben realizar: los estudiantes no deben reproducir, sino producir. 

De igual forma, se comentaba que en la actualidad se les enseña a los alumnos a ser receptores y no emisores de los contenidos. Es decir, que mientras repitas de mejor forma lo que el profesor ha enseñado, mejor será la calificación obtenida, pero escasa la retención, la capacidad crítica, el análisis y el conocimiento adquirido, sobre todo a nivel de competencias básicas y específicas.

En cuanto al debate ético del uso de las redes sociales en la relación profesor-alumno hay que tener en cuenta varias cosas: el concepto de privacidad, una necesaria formación de las herramientas a todos los usuarios y la capacidad de responder a las problemáticas nuevas que trae el uso de las nuevas tecnologías. Una de las líneas de discusión era, por ejemplo, la forma de evaluar el trabajo de un alumno en formato on-line. La otra, quizás bastante más profunda y con una solución que va más allá de la mera tecnología, era el alcance que podía tener el establecimiento de relaciones más cercanas entre estudiante y maestro.

Como caso de discusión se ponía la posibilidad de que el profesor conociera cosas personales de sus alumnos en una red social abierta, como por ejemplo, que se emborrachaba o que consumía drogas. La pregunta era ¿qué debería hacer un profesor en casos como ese? El debate es largo y tiene muchas vertientes, pero para mí tiene una única solución: seguir el mismo protocolo que cuando ocurre sin mediar la tecnología. Es decir, hablamos con el alumno y, en caso extremo, con sus padres o tutores.

En este caso, el medio de comunicación o la fuente de información no alteran el desarrollo de las medidas que se deben adoptar. Pero la respuesta está también en la necesidad de educar tanto a unos como a otros de la forma adecuada de utilizar la tecnología para ciertos fines: una red social no necesariamente pasa por exponer tu vida ante todo el mundo. De la misma forma en que "escogemos" a quien le damos nuestro teléfono móvil o nuestro e-mail, debemos decidir con quién compartimos nuestra información personal, nuestras fotos y muchas otras cosas a las que no se les está dando la real importancia en un mundo plenamente conectado.

Al menos, gran parte del problema está identificado. Ahora sólo queda que se planteen iniciativas que llamen la atención de los estudiantes hacia contenidos lúdico-educativos (interesantísima reflexión de Jane McGonigal sobre el uso de las plataformas de juego colectivas en Internet para aprovechar el talento y conocimiento de los usuarios), se resuelvan de modo eficiente los problemas que se vayan presentando, los docentes tomen la delantera en la apuesta por las nuevas tecnologías y que se plantee una necesidad formativa adecuada para cada uno de los actores que intervienen en el proceso educativo.

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