Muchas veces en la vida nos llenamos la boca con verdades absolutas, con prejuicios injustificados, con sentencias irreprochables o con delirios de individualidad. Pero como la vida es muy sabia y circular, muchas de esas veces -sino todas- nos da una patada por detrás y nos dice que no somos ni tan únicos ni tan irrepetibles y nos echa por suelo todos los ideales que alguna vez se hincharon entre nuestros dientes.
Pero, sin saber porqué, siempre tendemos a demonizar lo desconocido, a pretender que lo "nuestro" es lo más válido, lo más acertado, lo mejor. A tomar posiciones en la vida que no hacen más que llevar nuestro ridículo fundamentalismo a una postura insostenible. ¿No sería mejor probar o conocer antes de demonizar?
Esto ya lo he dicho antes, pero una cosa es que alguien diga que cierta actitud no le gusta o que determinado programa no le parece adecuado o que un personaje no le resulta de su agrado. En toda su libertad está de decir lo que piensa como persona individual, como ser humano. Pero no tiene ningún derecho a comentar las fatalidades de algo que, en primer lugar, son producto de los miedos de ciertos grupos de presión y que muchas veces carecen una base sostenible, y que no sabe ni cómo funciona ni qué alcance tiene. Y menos aún, tienen derecho a demonizar a las personas que lo siguen, que lo utilizan o que lo ven. Sobre todo, cuando al poco andar se dan cuenta de que su fundamentalismo ha cedido y se ha convertido en un fanatismo en toda regla.
Pero, sin saber porqué, siempre tendemos a demonizar lo desconocido, a pretender que lo "nuestro" es lo más válido, lo más acertado, lo mejor. A tomar posiciones en la vida que no hacen más que llevar nuestro ridículo fundamentalismo a una postura insostenible. ¿No sería mejor probar o conocer antes de demonizar?
Esto ya lo he dicho antes, pero una cosa es que alguien diga que cierta actitud no le gusta o que determinado programa no le parece adecuado o que un personaje no le resulta de su agrado. En toda su libertad está de decir lo que piensa como persona individual, como ser humano. Pero no tiene ningún derecho a comentar las fatalidades de algo que, en primer lugar, son producto de los miedos de ciertos grupos de presión y que muchas veces carecen una base sostenible, y que no sabe ni cómo funciona ni qué alcance tiene. Y menos aún, tienen derecho a demonizar a las personas que lo siguen, que lo utilizan o que lo ven. Sobre todo, cuando al poco andar se dan cuenta de que su fundamentalismo ha cedido y se ha convertido en un fanatismo en toda regla.
Si hijo, lo habiamos conversado antes, es cierto ,pero esta cada día mas de actualidad porque muchas personas por figurar o por ser "especiales" caen en esto ya sea alabando de forma injustificada
ResponderEliminaro destruyendo sin razón. Creo que siempre es mejor mirar las cosas despues de un tiempo, analizarlas sin pasión y rescatar lo bueno y no defender lo malo.
Me estará poniendo mas vieja de lo que creo????
Ojalá solo sea mas sabia
mamá
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