"Brüno" (2009)

"Erotismo es ver la pluma; pornografía, la gallina completa". Vuelvo a citar a Isabel Allende en su libro "Afrodita" porque será el eje fundamental de esta reseña. Así, "Brüno", la última película protagonizada y milimétricamente pensada por Sacha Baron Cohen (el Borat de hace un par de años) es, por lo tanto, porno del duro.

En resumidas cuentas, la historia nos presenta a Brüno, un periodista austriaco y gay que, caído en desgracia, se muda a Estados Unidos para reconquistar la fama. En su camino, hará todo lo que esté a su alcance para conseguir su objetivo. Y nunca mejor dicho: todo lo que esté a su alcance.

La que podría haber sido una comedia muy políticamente incorrecta y muy sesuda, se ha convertido en un espectáculo de excesos: sobran minutos, sobran algunos innecesarios momentos para extender el metraje y por sobre todo, hay un exceso de autosatisfacción, casi una práctica de onanismo del creador de la sátira. El problema es que se gusta demasiado.

Una de las primeras reglas de la comedia que funciona es no creerse divertido, sino serlo. Baron Cohen lo es, pero cuando cae en los extremos de la estupidez -y a ratos en la grosería, en el mal gusto, en la falta de respeto- pierde toda su frescura y originalidad.

Geniales son los momentos iniciales en el desfile de Agatha Ruiz de la Prada y después las entrevistas con los padres de "pequeñas estrellas" -aún me sorprendo de la falta de cordura y límites de ellos-, pero en otras pasa por encima del buen gusto y más que carcajadas de complicidad, lo que provoca es una risa nerviosa o incómoda.


Baron Cohen se ha convertido en algo así como el Michael Moore de la comedia, tocando los puntos más débiles de la doble moral americana y de su idiosincrasia. No obstante, su cometido pierde completamente el norte en un producto que, según creo, se le ha ido completamente de las manos, cayendo en un humor burdo, barato y olvidable.

No encontré la comedia irreverente que esperaba, sino un film bastante más vacío de lo que creía. Quizás sea la película más sobrevalorada en lo que va del año e inscribirla en lo que se conoce como la nueva comedia americana -en la que tenemos el toque Apatow y buenas comedias como "Superbad"- me parece un ejercicio de marketing condescendiente para una cinta indudablemente menor.

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