"Gran Torino" (2008)

Hace pocas horas, yo hablaba de una película que por recomendación tenía que ver, pero de la cual no esperaba prácticamente nada. Me imaginaba que sería una cuidada producción, con un ritmo pausado y lineal, muy dramática y espesa. Me equivoqué por completo.

La película dirigida por Clint Eastwood, se ha convertido en uno de los éxitos cinematográficos del año en España. Algunos la llaman la superviviente, porque ha estado más de 4 meses en cartelera y sigue atrayendo público, cosa que otras cintas -supuestamente blockbusters- como Transformers o Watchmen no han logrado ni de lejos.

No sé si me arriesgo al llamarla pequeña joya. Quizás todavía me dejo tentar por la emoción y la belleza de muchas de sus imágenes. Pero me puedo permitir estos excesos. Por algo es mi blog.

La trama comienza con la muerte de la mujer de Walt Kowalski (el propio Eastwood en una mezcla perfecta entre Ronald Reagan, Charlton Heston y Harry El Sucio: misógino, xenófobo, homófobo, republicano, tradicional y amante de las armas). Podemos entender que ella era su vínculo con lo cotidiano, con lo distinto, con los cambios del mundo. Así, nuestro protagonista se encuentra, de un momento a otro, solo contra los nuevos vecinos, contra su propia familia y, quizás lo peor, contra sí mismo.

Interesante el duelo dialéctico entre Sue (Ahney Her) y Walt, así como la relación de este último con Thao (Bee Vang). A través de ellos conocemos la enorme humanidad de un hombre que apenas parece un ser humano, y la inmensa riqueza que la confianza, el respeto y el cariño puede llegar a otorgarnos.

El guión, construido de forma tal que sin prisas, nos va desvelando los cambios en la vida de Kowalski y su evolución hacia una nueva conciencia. Nada es tan malo como parece e incluso, quienes nos rodean pueden enseñarnos más lecciones en la vida de las que imaginamos. Y todo en un continuo
crescendo, hasta llegar a un final esperado y sorprendente a la vez, pero filmado con delicadeza, con poesía, con una sabiduría que sólo la experiencia puede entregar.

Eastwood se ha plantado en una cómoda posición como narrador, extrayendo de su habilidad para contar historias los elementos precisos para no aburrir ni abrumar, para no cansar ni sorprender sin sentido. Quizás Gran Torino es uno de sus mejores ejercicios cinematográficos de los últimos años.

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