Y otra vez en Inglaterra...

El tiempo pasa volando (una vez más) y ya hace casi un mes que no me daba el tiempo para sentarme y escribir en mi blog. Pero aquí estoy otra vez, recién llegado de Blackpool, que ha sido el centro de operaciones de un fin de semana bastante original. Original en el sentido de que fui invitado a una boda inglesa, con todo lo que eso implica, y descubrí que, pese a las diferencias, las ceremonias son más o menos las mismas y lo que las rodea, también. Además de eso, caminata por la arena que queda cuando la marea alta se convierte en baja y el barco varado hace unos días en las arenas de Blackpool, casi al llegar a Fleetwood; algo de compras (ropa y libros) y disfrutar de la campiña inglesa. Pero vamos por parte.

El evento central del fin de semana fue la boda de Claire. Se celebró el domingo al mediodía en Whalley, cerca de Manchester. El lugar, un hotel en medio del campo, rodeado de verde, no podía ser más idílico. Cerca de unos 80 invitados y todo un mundo por descubrir. El acto en sí, muy parecido a cualquier otro, se diferencia un poco en la moda (los "tocados" en el pelo de las mujeres, tal como se ve en las películas es cierto) y en la importancia que tiene el momento de los "brindis" con los speeches (discursos) del padre de la novia, el novio y el padrino. Eso sí que parecía de película, porque iban acompañados de risas, aplausos, emociones y buenas intenciones. Por lo demás, y como dije antes, el evento en sí es más o menos el mismo en todos lados, incluyendo la comida, las fotos y la fiesta.

La comida fue simple, pero estaba riquísima: una sopa de puerros de primero (deliciosa), una pechuga de pollo con verduras y patata asada, acompañado de un típico gravy inglés (la salsa que tienen casi todos los platos británicos, en todas sus posibles variantes) y, de postre, un merengue coronado con helado, crema, fresas y frambuesas. Buen vino y champagne y el café, que hay que decir, que es asqueroso. Mucho se habla de lo magnífico del té inglés (que sí es buenísimo), pero el café, parece, que se les olvidó aprender a prepararlo. Prácticamente intomable.

La decoración, muy sencilla y simple (como casi todo lo de la boda), pero no por eso menos encantadora y agradable. Todo muy "familiar" y acogedor. La ceremonia fue en una sala pequeña, donde la novia bajaba desde una especie de altillo, caminando por un balcón que daba hacia donde estaban los invitados. El único pero de todo el evento, fue el excesivo calor que hacía dentro. A mitad de la comida, abrimos todas las puertas posibles y, aún así, estábamos sofocados.

Unas cuantas horas después, ya fue el momento de volver a casa, aunque la fiesta continuaba hasta altas horas de la noche, con estadía incluida en el hotel. Pero bueno, no se puede tener todo en la vida y como había que volver a Madrid y levantarse pronto al día siguiente, fue imposible.

Y dejando de lado la boda, el sábado fue día de compras matutinas. Tal como había pensado, pude comprar sin problemas lo que quería (excepto una cosa que queda pendiente para otro viaje). Unas cuantas camisas, pantalones, cinturón y unos libros que, o quería hace tiempo o me llamaron la atención. Ya me he puesto con el primero: Sophie's World, de Jostein Gaarder, y me está gustando mucho.

Después de comer algo rápido, partimos a la playa aprovechando que algo de sol asomaba en medio de las nubes. Paseamos por todo el Promenade, algo así como la costanera, de punta a punta. Y luego, bajamos a la arena, caminando "mar adentro", donde hasta hace pocas horas, el agua cubría la arena. Recogiendo conchitas y caracolas y viendo como la arena era movida por el viento, sólo a ras de suelo (lo que era muy bonito como espectáculo visual). Luego, como dije, nos acercamos al barco que estaba encallado en la arena y que hoy ya comenzaban a cortar en trozos para quitarlo. Pero se convirtió en una atracción turística efímera que, por suerte, alcanzamos a conocer. El protagonista de todo era el viento, bastante intenso, pero muy agradable.


Y ese fue principalmente el viaje. Aunque hubo más cosas, ya son más cotidianas y normales. Ahora, para los que pedían una foto mía en plan "formal" y con corbata, adjunto una con la campiña inglesa de fondo. Y que conste que no es para despertar envidia ni provocar celos. Hasta la próxima.


2/Post a Comment/Comments

  1. Anónimo20:10

    no necesitas una foto formal para verte bonito. lo estas en toas por supuesto
    mama

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  2. Anónimo04:13

    q hermoso entorno, lo q se ve.
    y tu t ves muy bien. bonita corbata, no esperaba menos de ti .. jeje bye.
    judith

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